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[…] “El trabajo sistémico con organizaciones no es sino una aplicación de estas claves de conexión, separación y equilibrio” […]

Echegaray, G. (2018). Empresas con ALMA, empresas con FUTURO. El paradigma de la conexión y la separación (capítulo 10, pág. 80). Editorial Pirámide.

Este libro, en su prólogo, empieza nada más y nada menos que así: “No lea este libro. Porque si lo hiciera, sus decisiones personales y empresariales cambiarían y se vería obligado a renunciar a su zona de confort y a emprender el sinuoso camino de la búsqueda del alma colectiva de su empresa.” Y es que esta frase de Javier Díaz Giménez resume muy bien lo que ocurre cuando nos abrimos a lo nuevo que siempre estuvo, a un nuevo paradigma, a una nueva mirada a lo que ES.

“¿Qué es esa alma? El alma, eso que hace viva a una organización, es aquello que mantiene todo conectado, en su debida conexión. Aquí es donde entra lo sistémico como clave de comprensión.”

La mirada sistémica abarca más de lo obvio del momento actual, trae al presente hechos pasados, asuntos pendientes, temas no resueltos e incluso presenta las dificultades de hoy como solución a un problema subyacente del pasado. La mirada sistémica nos da la capacidad de dar respuestas simples a problemas complejos. ¿Cómo? Utilizando configuraciones podemos poner en palabras aquello que ya sabíamos pero que no sabíamos que sabíamos. Para ello, entrenar la percepción, cultivar la intuición, mirar haciendo zoom-in – zoom-out para ver lo que es, sin juicio, soltando el control, sintiendo como un individuo, objeto o situación está conectado con todo el conjunto, es lo que facilita encontrar el alma de la organización.

Esto también se basa en otro tipo de comunicación: la de inferir la información por resonancia con el entorno o con quien tenemos al lado. El modelo de comunicación emisor-receptor, parte de la premisa de que estamos separados y que ni no emitimos información, la otra persona no la va a conocer. El modelo de comunicación por resonancia parte de un paradigma distinto: estamos todos conectados unos a otros. Los dos modelos coexisten y con complementarios.

Esa conexión se hace más fuerte cuando, a su vez, la organización conecta con su principio rector. Aquello que, en sus orígenes, le dio la razón de Ser. Esto, junto con los principios sistémicos de la conciencia individual (orden, pertenencia y equilibrio) así como los principios de la conciencia colectiva (el sistema ha de permanecer inalterado, completo y cumplir su destino), rigen el Alma de la organización. Cualquier tensión, desorden, hará que el sistema lo manifieste en forma de dificultad, problema y, finalmente, la pérdida del Alma de la empresa. Y, una empresa sin Alma, no tiene Futuro.

Mi fe es ciega, fuerte y sin ningún fundamento” – Wyslawa Szymborska